lunes, 18 de julio de 2011

La Era de la inmediatez.

Muchas veces me siento viejo, raro o arcaico cuando analizo algunas cosas y no le encuentro sustancia a la forma en la que estamos avanzando.

¿La tecnología está a nuestro servicio o es al revés?

Sin duda (y no descubro nada con decir esto) la culpa no es del aparato, sino de quien le toca el lomo.

Hace mucho tiempo, una postal o una carta nos hacía esperar una respuesta semanas o meses.

Digamos que tenía un tinte de pelotudez esperar tanto tiempo algo, sobre todo cuando ese algo no valía mucho la pena.

Creo que en un punto la tecnología, si la usáramos bien, nos ayudaría a identificar lo que sirve de lo que no sirve, y éste es un simple pero buen ejemplo.

Pero sigamos avanzando.

Antes nos juntábamos a ver el informativo. O sea toda la familia reunida viendo lo que pasó en el día y discutiendo hechos, donde se generaba un ambiente de educación en familia.

Y eso que en ese momento nuestros abuelos ya nos decían que la TV había separado a la familia.

Hoy esto se da individualmente, ya que no vale la pena ver a Blanca Rodríguez una hora y media para saber de actualidad (con la admiración y el respeto que le tengo).

Hoy miramos en la web los portales que nos interesan y listo, tanto desde una computadora como desde un celular.

Y peor aún, esos portales ahora tienen Twitter, porque se dieron cuenta que por primera vez la gente informaba más rápido que los medios.

Lo que ocurre, es que además de no reunirnos para analizar y reflexionar, hay algo aún peor; es tanto el afán por saber que hay de nuevo, que no profundizamos en ningún tema.

Hoy solo miramos titulares y todos sabemos que estos, están solamente para plantear una situación y hasta a veces tienen un tinte falso, para que sean un poco más divertidos.

Pero revisemos otros ejemplos.

La carta de amor avanzó en el mail, vos mandabas uno y tenías que esperar que las persona estuviera conectada para luego leer y responder .

Eran como mini cartas, que tenían un desarrollo de pensamiento y hasta el esfuerzo por tener una buena redacción, sintaxis y ortografía.

Luego vino el chat, donde las palabras se cortaron, las “q” eran que, las “x” eran por, las “K” eran c y las caritas escribían por nosotros.

Esto del chat hizo de las relaciones algo raro.

Entiendo que a algunos les haya ido bien, ya que no contaban con armas en el cara a cara, pero se nos fue de las manos cuando dejamos de hablarnos, llamarnos y vernos por culpa de éste medio.

Hoy el chat no es tan interesante, ya que con la aparición del Facebook y el Twitter cuando nos comunicamos con alguien, nos gusta que todos lo vean y además participen.

Es como esa necesidad de que todos sepan todo, de desnudarnos, de ser famosos…

Preferimos ser amigos de personas que nunca nos interesaron y hasta seguimos a personas que no soportamos.

El otro día veía un documental donde un notero entrevistaba a personas por la calle, y les preguntaba el nombre, el teléfono y la dirección.

Nadie pero nadie respondía, se sentían lógicamente intimidados y hasta huían despavoridos, a lo que el notero les volvía a preguntar: ¿Por qué todos esos datos los tienen en Facebook y no les preocupa que todo el mundo los lea?

Yo me pregunto, ¿tu pondrías las fotos familiares pegadas en la puerta de tu casa?

Una foto del asado que estás haciendo con tus amigos, ¿la pondrías en la cartelera de tu facultad?

Pasemos a la música, antes vos comprabas un disco y lo escuchabas como quien ve una película.

Uno podía apreciar el desarrollo de los temas, la razón de por qué el artista eligió el track 1, el 2 y el 15.

Hoy con el mp3, casi no le damos el valor a una obra de 15 canciones que hace un todo dentro de un disco; a volver a escuchar y descubrir cosas dentro de un trabajo y ni hablar del arte de la tapa.

Pareciera que nos gustara más escuchar algo nuevo que escuchar algo que nos gusta.

En definitiva, muchos nos preguntamos en que Era estamos viviendo y muchos responden, en la Era Digital.

Creo que en realidad estamos en la Era de la Inmediatez, que si bien tiene algunas cosas buenas, me parece que si no le ponemos un poco de dedicación y análisis a la cosa, podemos terminar siendo unos repetidores de hechos y no personas que reflexionan y sobretodo aprenden de lo sucedido.

Es importante que quede claro que no estoy en contra de nada, de hecho tengo Twitter y Facebook, y lo que me alienta a escribir esto, es la presión por ésta rara Era.

Como reflexión final digo que a veces es mejor saber menos cosas, pero más de ellas.